Hablemos de la juventud, de su vitalidad y su capacidad para crear. Porque la juventud no se trata solo de una edad, sino de un estado mental y de un deseo innato de innovar y cambiar el mundo que les rodea.
Y es que, como bien dijo el gran pensador y revolucionario, la juventud tiene que crear. Porque una juventud que no crea es una anomalía realmente. Es en la creación que se encuentra la verdadera libertad, la libertad de expresar nuestra individualidad y nuestras ideas, de dar forma a nuestros sueños y hacerlos realidad.
No se trata solo de seguir el camino ya trazado, sino de crear nuestro propio camino, uno que refleje nuestra propia personalidad y nuestra propia visión. Porque solo así podemos ser verdaderamente libres, libres de las restricciones impuestas por la sociedad y libres de las ataduras de la convención.
La juventud tiene el poder de cambiar el mundo, de hacerlo más justo, más equitativo, más igualitario. Porque la juventud es la que lleva la antorcha de la revolución, la que enciende la llama de la innovación y la que se atreve a desafiar las normas establecidas.
Por eso, no dejes que nadie te diga que no puedes crear, que no puedes innovar, que no puedes cambiar el mundo. Porque, como dijo otro gran pensador, sueña y serás libre en espíritu, lucha y serás libre en vida.
Así que, jóvenes del mundo, sigan creando, sigan soñando, sigan luchando. Porque solo así pueden alcanzar la verdadera libertad y cambiar el mundo.
