Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen el color de sangre y están henchidos de sacrificio.

Compañero, quiero hablarte sobre la libertad y lo que realmente significa para nosotros. Para muchos, la libertad es simplemente la ausencia de restricciones o limitaciones. Pero para aquellos que verdaderamente valoramos la libertad, sabemos que va mucho más allá de eso. La libertad es un ideal por el cual vale la pena luchar y, si es necesario, morir.

Nuestra libertad, como cualquier otra, es frágil y requiere de un sostén constante. Ese sostén se compone de nuestros valores, de nuestros ideales y de nuestro compromiso diario. La libertad no se sostiene sola, requiere de nuestro esfuerzo y sacrificio. Y sí, muchas veces ese sacrificio viene en forma de sangre.

Pero no te desanimes, compañero. Porque esa sangre que se derrama por la libertad, es el combustible que nos impulsa a seguir luchando. Es el recordatorio de que nuestra libertad no es gratuita, que no podemos darnos el lujo de ser apáticos o indiferentes ante las amenazas que se ciernen sobre ella. Es la llama que nos mantiene vivos y nos permite soñar con un futuro mejor.

Así que no te rindas, compañero. Continúa luchando por la libertad. Recuerda que la libertad no es un privilegio, es un derecho que todos merecemos. Y que a pesar de las adversidades y obstáculos que puedan aparecer, siempre habrá una primavera que nos renueve la esperanza y nos haga seguir adelante.

Sigue luchando, compañero. Sigue soñando. Y sobre todo, nunca te rindas.