La felicidad no está en las posesiones materiales, sino en la realización personal y en la lucha por una causa justa. Y es precisamente esa lucha la que nos mantiene vivos y nos da un propósito en la vida.
Quizás no tengas una casa donde vivir, ni una familia que te espere al final del día, pero tienes algo mucho más valioso: la oportunidad de hacer algo por los demás, de luchar por un mundo mejor. Tu compromiso y dedicación a una causa mayor te da una sensación de pertenencia y de realización que es difícil de encontrar en las cosas materiales.
No necesitas las comodidades del mundo para ser feliz. En cambio, la satisfacción que viene de trabajar duro y luchar por una causa justa es algo que no se puede comprar. La lucha por un mundo más justo es una lucha que nunca termina, y es precisamente esa perseverancia la que te dará el sentido de la vida que buscas.
Así que no te desanimes por no tener una casa, una familia o posesiones materiales. La verdadera riqueza está en la lucha por una causa noble y en la sensación de estar haciendo algo importante en la vida. Sé feliz y continúa luchando por aquello en lo que crees.
