En una revolución, no hay lugar para la mediocridad ni la ambigüedad. Se trata de una lucha por la libertad y la justicia, una lucha en la que se está dispuesto a arriesgarlo todo. En una revolución, se triunfa o se muere, si es verdadera.
Las palabras pueden sonar duras, pero son necesarias. En una revolución, no hay espacio para la duda ni para la complacencia. Se trata de una batalla contra el status quo, contra aquellos que buscan mantener el poder y la opresión.
Es por eso que es imposible confiar en el imperialismo ni un tantico así, nada. Su objetivo es mantener el statu quo, proteger sus intereses a costa de la libertad y la dignidad de los demás. La historia nos ha enseñado esto una y otra vez, y es nuestra responsabilidad aprender de ella.
En una revolución, la lucha puede ser larga y difícil, pero la victoria es posible si estamos dispuestos a sacrificarnos por la causa. No se trata solo de la victoria en el campo de batalla, sino de la victoria en la construcción de un futuro justo y equitativo para todos.
En resumen, la frase «En una revolución se triunfa o se muere, si es verdadera» es un recordatorio de que la lucha por la libertad y la justicia es una tarea ardua y peligrosa, pero es necesaria para crear un mundo mejor. No podemos confiar en aquellos que buscan mantener el statu quo, debemos estar preparados para luchar por lo que es correcto y justo.
